Desde que las Tecnologías de Información y Comunicación (TIC) entraron a ser parte de la vida de las escuelas, me he dado cuenta de la vigencia de la pregunta: ¿Cuáles son las fórmulas para lograr una verdadera integración TIC a las vivencias de clase? Una integración informática que brinde mayores oportunidades para que los estudiantes aprendan de otras maneras, más constructivistas, creativas y sobre cómo los maestros podemos encontrar respuestas metodológicas para la enseñanza y el fortalecimiento de nuestra profesión.En esta experiencia de búsqueda de respuestas, he ido percibiendo la mudanza afortunada en el enfoque en torno a una integración pensada en términos de apropiación e inclusión digital. Es necesario construir el aula como un espacio sin fronteras donde las herramientas TIC surgen como mediadoras en el empoderamiento y la construcción de una nueva ciudadanía y comunidad.
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